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Cuatro partes del carro que deben estar en buen estado siempre

Las plumillas son las que te asegurarán una visibilidad correcta cuando llueve. Unas plumillas gastadas no limpiarán el agua adecuadamente y dejarán marcas en el parabrisas, marcas que impedirán que veas todo lo bien que debes ver la carretera y el tráfico. Unas plumillas gastadas son especialmente peligrosas cuando llueve y tenemos el «agravante» de la noche. No olvides rellenar el líquido del limpiaparabrisas: aunque el agua funciona, te recomendamos una mezcla jabonosa para limpiar mejor y tener mejor visibilidad.

Un vehículo puede circular con los amortiguadores desgastados. Pero ante una maniobra de emergencia o una frenada fuerte, su comportamiento será mucho peor que el de un coche con amortiguadores en buen estado. De hecho, si los amortiguadores están muy desgastados, anularán la eficiencia del control de estabilidad o el ABS, llegando a producirse pérdidas de control graves. Los síntomas más comunes de unos amortiguadores en mal estado son balanceos excesivos de la carrocería, un rebote excesivo en zonas rizadas o una excesiva dureza en la absorción de irregularidades. Ante estos síntomas, cambiarlos debe ser prioridad.

El sistema de frenado del vehículo es uno de sus sistemas de seguridad más importantes. Para asegurarte de que tu sistema de frenado está en buenas condiciones debes vigilar de forma constante el desgaste de las pastas de freno. Es sencillo, con una simple inspección visual a través de la llanta es suficiente. Los discos de freno también se desgastan, suelen presentar ovalado (vibración cuando frenamos) o fisuras que debemos evitar. De lo que muchas veces nos olvidamos es de revisar el nivel de líquido de frenos, es un circuito cerrado, pero puede tener fugas poco visibles y debemos cambiarlo en sus intervalos recomendados para mantener eficacia de frenado.

Las llantas deben estar infladas a la presión especificada por el fabricante del vehículo, que puedes encontrar en una calcomanía, normalmente ubicada en los marcos de las puertas. Debes revisar la presión de los neumáticos antes de un viaje largo o de forma rutinaria cada dos semanas, en caso de ser un coche de uso diario. Conducir con las llantas sobre infladas o desinfladas, además de dañar las llantas, provoca que tu vehículo no responda de forma segura y tenga reacciones peligrosas ante maniobras de emergencia. Las llantas no deben llevarse al límite del desgaste. Cuando están desgastadas su agarre disminuye de forma notable, empeora el paso por curva y se alargan las distancias de frenado.

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