¿Te gusta hacer ejercicio?
No sé si te habrá pasado a ti, pero cuando llevo mucho tiempo sin hacer ejercicio y tengo la idea de volver a ponerme en forma, por regla general, el primer día es siempre una prueba de fuego. El cansancio, el sudor, la falta de agilidad… parece que se juntan para dar forma a una situación que no es del todo muy agradable.
Sin embargo, generalmente el segundo día que vuelvo a hacer ejercicio, me doy cuenta de que me siento más ligero, más ágil, y de que mis músculos reaccionan mejor. ¡Tan solo un día de ejercicio es capaz de hacer que mi cuerpo se sienta más fuerte!
A nivel espiritual, las dificultades tienen un efecto similar en nosotros. Mira lo que dice el apóstol Pedro en la Biblia: “Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca” (1 Pedro 5:10). A ninguno nos gustan los momentos complicados ni las adversidades, pero cuando llegan y somos capaces de resistirlas, ¡sienta tan bien! Podemos notar en nosotros cómo esa firmeza, cómo esas nuevas fuerzas que el pasaje menciona recorren nuestro ser…
Cuando los problemas y las dificultades llamen a tu puerta, ¡úsalos a tu favor! Dios está trabajando en tu vida a través de ellos, y te está haciendo más fuerte, más resistente. Te está ayudando, de hecho, para que te enfoques en lo que es verdaderamente importante. Así que, ¡dale gracias a Dios por Su victoria en tu vida, y sigue adelante!
“Señor, quiero ser capaz de ver todas las cosas con Tus ojos, y de ver las pruebas que vengan a mi vida como una oportunidad, y no como un motivo de queja. Ayúdame a estar más y más cerca de Ti, y a brillar siempre con Tu luz. En el Nombre de Jesús. ¡Amén”